martes, 18 de septiembre de 2012

La música actual es más simple y predecible


La música es una forma de expresión que ha ido variando en cuanto melodía, armonía y ritmo, al mismo tiempo que evolucionaban los instrumentos y los intereses de los compositores, ya tuvieran un objetivo religioso o mundano, artístico o económico.

Pero, a medida que han pasado los años y, sobre todo, durante las últimas décadas, las variaciones han adoptado una velocidad de vértigo, se han multiplicado los géneros y sofisticado los instrumentos, hasta el punto que, en la actualidad, un tema que se convierta en número uno en las listas de éxito, a los pocos días puede pasar al mayor de los olvidos y ser reemplazado por otro.
Son los intereses comerciales que hay detrás de la industria musical, entre los que se encuentran no solo los económicos, también los que generan corrientes de opinión, orientan los gustos y ponen en funcionamiento la maquinaria del mundo discográfico, aupando a unos artistas y dejando de lado a otros.

Sin embargo, estos cambios que se han sucedido en la música pueden ser mensurables, como ha demostrado un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España, en colaboración con investigadores del Centro de Estudios Matemáticos de Bellaterra y de las universidades de Barcelona y Pompeu Farra (Cataluña, noreste de España).
Josep Lluis Arcos es uno de los investigadores del CSIC que ha participado en este trabajo, en el que se han analizado 464.411 canciones y cuyas conclusiones han sido publicadas por Scientific Reports, revista de acceso abierto del grupo Nature.

“En este estudio hemos trabajado con tres parámetros generales que permiten caracterizar la canción a nivel de cambios de volumen (loudness), tonos (pitch) y timbres (instrumentación). La investigación se ha hecho a partir del repositorio publico 'Million Song Dataset', (Un millón de Canciones Datadas) (http://labrosa.ee.columbia.edu/millionsong/) de la Universidad de Columbia (Eu)”, señala el investigador.

DE MÚSICA DE ARTESANÍA A SIMPLE PRODUCTO MUSICAL

Una canción dura de media cuatro minutos y un experto necesita de un mínimo de cuatro escuchas para poder anotar los parámetros de interés para el estudio, así que la investigación hubiera requerido 16 años de escucha trabajando los 365 días al año y 24 horas al día.
Pero, como precisa Arcos, “los ordenadores nos permiten escuchar música de una manera que los humanos, simplemente, no podemos. En este repositorio no se accede a las canciones sino a descriptores de análisis. Por ejemplo, nosotros para cada canción hemos utilizado descriptores a nivel de pulsación. Es decir, para cada canción tenemos valores para cada pulsación en forma de serie temporal”.

“Las canciones analizadas fueron publicadas a partir de 1955 (1955-2010) y el estudio incluye distintos géneros musicales como pop, rock, hip-hop, metal o electrónica, aunque los que están más representados son pop y rock”, subraya el investigador.
La investigación de Josep Lluis Arcos en el Instituto de Investigación de Inteligencia Artificial (IIIA-CSIC) se centra en sistemas de aprendizaje automático y sus aplicaciones en campos como la biomedicina, la música asistida por ordenador, la personalización, la recomendación, o el diseño industrial. Es coautor de más de cien artículos científicos y co-receptor de varios premios internacionales.

Del resultado de este estudio, Arcos explica que, “en el trabajo hemos identificado tres características principales: el incremento del volumen en las canciones, la progresiva disminución de los patrones harmónicos y la progresiva disminución de la variabilidad de timbres”.
Y como conclusión sobre el hallazgo de estos factores, señala que “quizás la música popular ha pasado de ser más de artesanía a simple producto. Como lo que se pretende es llegar a mucha gente, es decir, vender más, se experimenta menos y se explotan los clichés que se sabe que funcionan. En esta línea, la música actual es cada vez más predecible”.

RECHAZO A LA EXPERIMENTACIÓN

Según los parámetros analizados, las transiciones entre los grupos de notas han disminuido de forma continua durante estos años. Estos parámetros son como las palabras para un texto, es como si se observara que cada vez hubiera menos palabras diferentes. Por lo que las composiciones resultan ser más simples y más fácil de predecir cuál va a ser la nota siguiente en un tema musical.
Otro de los factores que se han comprobado es que las composiciones musicales más recientes presentan menos diversidad de timbres y se interpretan con menos instrumentos.

En cuanto al volumen de sonido, se ha verificado un aumento paulatino intrínseco al que se graban las canciones, independientemente del que el usuario pueda elegir para reproducirlas.
Pero, en este estudio, los investigadores no han entrado a medir la calidad sino, como indica Arcos, “más bien la evolución de la variabilidad o diversidad de la música en una ventana de cincuenta años. Lo que se observa a partir de nuestra investigación es que esta diversidad tiende a disminuir. Es decir, que cada vez se explotan más los mismos patrones y que estos tienden a ser más simples. Esto puede tener varias interpretaciones. Una de ellas es que los patrones de éxito cada vez se intentan reutilizar más”.

Y precisa que “el concepto de calidad musical es muy subjetivo, ya que la escucha de música está muy relacionada con las preferencias de cada persona. Lo que nosotros hemos analizado es la evolución de la variabilidad o diversidad de la música popular en el último medio siglo”.
Josep Lluis Arcos añade que “en la música, la calidad va muy asociada a su función. Por ejemplo, si una música pretende ser bailada, sus características serán completamente distintas a una melodía que utilicemos para relajarnos”.
Sin embargo, es fácil caer en la tentación de realizar la comparación entre la singularidad de las composiciones musicales del pasado y la uniformidad de los temas en la actualidad.
El investigador lo explica: “Quizás la diferencia es que, por la necesidad de llegar fácil y rápidamente al público, se experimenta menos y se utilizan más los recursos conocidos. Otro factor que puede estar influyendo en esta homogeneización es la facilidad con que podemos escuchar la música que se genera en cualquier parte del mundo”.

Pero todas estas particularidades que caracterizan a la música actual están creando también un nuevo público, poco o nada parecido al que formaba la audiencia en el pasado.
“Lo que si que está claro –argumenta Arcos- es que las posibilidades de escuchar música en cualquier momento no eran factibles hace algunos años. Esto implica que los hábitos de escucha también estén cambiando y, quizás, el tipo de música que oímos en cada situación también. Por ejemplo, la música mientras estamos trabajando puede no ser la misma que nos gusta consumir cuando estamos en casa”.
“Otro factor es que la música cada vez está más presente en ámbitos donde hace de acompañante, como en la publicidad. En este campo, quizás la simplicidad, el volumen, o el evocarnos músicas conocidas, juega un papel más importante”, concluye el investigador.

DESTACADOS:

* “Las canciones analizadas fueron publicadas a partir de 1955 (1955-2010) y el estudio incluye distintos géneros musicales como pop, rock, hip-hop, metal o electrónica, aunque los que están más representados son pop y rock”, subraya Josep Lluis Arcos, uno de los investigadores que ha participado en este estudio, en el que se han analizado 464.411 canciones.

* Como conclusión, el especialista señala que “quizás la música popular ha pasado de ser más de artesanía a simple producto. Como lo que se pretende es llegar a mucha gente, es decir, vender más, se experimenta menos y se explotan los clichés que se sabe que funcionan".

* Arcos explica que, “por la necesidad de llegar fácil y rápidamente al público se experimenta menos y se utilizan más los recursos conocidos. Otro factor que puede estar influyendo en esta homogeneización es la facilidad con que podemos escuchar la música que se genera en cualquier parte del mundo”.